Muchos imaginamos la vejez como un período tranquilo en nuestras vidas, un momento en el que solo debemos de disfrutar el fruto de nuestro trabajo. Pero, en ocasiones, para muchos ancianos esto solo es un sueño, ya que se ven obligados a trabajar en casa, y lo peor de todo es que es sin paga.
Este es un problema que afecta en la mayoría de los casos a las mujeres adultas que dependen económicamente de sus hijos.
Y es que de forma directa o indirecta se ven obligados a ayudarlos, cuidando a sus nietos. Es a esto a lo que se le conoce como el síndrome de la abuela esclava y es algo a lo que muchas personas no le dan la adecuada atención.
Lo que pasa es que estas pobres mujeres, y hombres, se pasan trabajando toda si juventud, y luego deben de seguir trabajando en su vejez, teniendo que limpiar cocinar y cuidar de sus nietos todo el día.
Pero ellos no reciben ningún pago, a pesar de que se encargan de llevar a sus nietos a la escuela, de ayudarlos a hacer sus tareas y de limpiar su casa. Y es que consideran que como sus hijos los mantienen, ellos deben de hacer eso en forma de agradecimiento.
Ya en la vejez, no es saludable estar trabajando, es mejor realizar actividades que no generen estrés en el cuerpo.
Claramente, si ellos tuvieran la oportunidad de elegir, ellos preferirían una vida tranquila, y esto es algo que sus hijos deberían de tomar en cuenta. Principalmente cuando se las llevan a vivir con ellos, sus madres no son niñeras ni trabajadoras de hogar.
Claramente si tuviesen la opción, escogerían llevar una vida tranquila y los hijos deberían tomarlo en cuenta. Sobre todo cuando las llevan a vivir con ellos, no están llevando a una trabajadora sino a una mujer que le dedicó la vida desde la infancia.
Su deber es hacer la vida de estas ancianas más fáciles, no llevarle trabajo por lo que deberían crear conciencia sobre la situación. Cuando se encuentran bajo estrés, suelen estar propensas a hipertensión arterial, ansiedad y cansancio crónico.