El tratamiento del neumotórax se encuentra vinculado a la gravedad y al estado general de la persona afectada. Las personas que padecen esta enfermedad necesitan atención inmediata en un centro especializado; no se puede perder tiempo.
Existen pacientes que tienen un mayor riesgo que otros; esto se debe a que algunas personas ya padecen algún problema respiratorio; como, por ejemplo, asma o enfisema.
¿Qué es y cómo se manifiesta el neumotórax?
El neumotórax es la acumulación de aire entre las cavidades de la pleura. La pleura es la capa externa que recubre los pulmones; esta posee dos capas o láminas que se deslizan una sobre la otra, donde no hay más que un espacio virtual entre ellas.
Si entre ambas capas entra aire, entonces estas se despegan y generan un espacio real; es decir, y no habrá un espacio virtual. Esto es el neumotórax, junto a las complicaciones respiratorias que derivan de su existencia.
Uno de los síntomas más primordiales es el dolor. En ocasiones el dolor es el todo el pecho; y en otras ocasiones es exactamente en el sitio en donde se acumuló el aire. Si el neumotórax se encuentra acompañado de un traumatismo; entonces su localización clínica es difícil; ya que el dolor puede estar concentrado, por ejemplo, en una costilla fracturada.
Además, la presión que ejerce el aire en la pleura; hacia adentro de los pulmones, dificulta la respiración, es decir, la dinámica de inspiración y espiración. Este es un cuadro denominado cianosis. Junto a este cuadro, para intentar compensar, el corazón acelera sus latidos; provocando taquicardia.
Los tipos de neumotórax
Hablando en términos generales, el tratamiento del neumotórax dependerá de la causa y del tipo de presentación. Existen dos formas básicas: la traumática y la no traumática. En la primera, el aire ingresa a la pleura gracias a una lesión externa que se abre al medio ambiente. En la segunda se habla de espontaneidad, pues no media un golpe.