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Beneficios de una buena alimentación en los niños

Los hábitos infantiles se forman por la repetición de conductas inducidas por los adultos, que persisten a lo largo de la vida y que, una vez instaurados, son difíciles de modificar.

En los tiempos actuales existe el convencimiento del origen temprano de la salud y la enfermedad.

Hay una tendencia en las nuevas corrientes del pensamiento médico actual, referente a que es posible el logro de envejecer saludablemente, asociado a una niñez y adultez en las que los hábitos saludables estén incorporados.

La infancia, para los anteriores propósitos, representa una auténtica ventana de oportunidad; esto es, el momento en el cual todos los factores están a favor para aprovechar una situación de ventaja con éxito, es decir, un momento que asegura buenos resultados.

Los hábitos de vida saludable desde la infancia están relacionados con unas experiencias alimentarias sanas, la práctica regular de actividad física adecuada y la prevención temprana, desde la edad escolar, del alcoholismo y el tabaquismo.

Importancia de la alimentación en los niños!

La alimentación constituye un testimonio visible del cuidado parental y, en este sentido, la madre alimenta a su hijo de acuerdo con sus valores, creencias, costumbres y representaciones. Por ejemplo, una madre convencida de que “el niño gordito es un niño sano”, hará todo lo posible por sobrealimentarlo y lograr así este equivocado propósito.

En todos estos hábitos de vida saludable el ejemplo de los padres se constituye en un elemento fundamental, que corrobora una vez más el sabio aforismo que afirma que: “Fray Ejemplo es el mejor predicador”.

Bajo el propósito de “vivir más, pero vivir mejor”, la Academia Americana del Corazón ha propuesto entre las estrategias nutricionales para los niños mayores de dos años, ingerir vegetales y frutas diariamente, limitar los jugos, utilizar aceites vegetales o margarinas con bajo contenido de grasas saturadas y trans, ingerir lácteos bajos en grasa diariamente, y reducir la ingesta de sal, incluyendo la de los alimentos procesados.

Todo lo anterior apunta directamente a una calidad de vida desde la infancia temprana hasta la senectud, donde lo ambiental pueda modular lo heredado para beneficio del proyecto de vida de todos, en consonancia con el sabio precepto de Wordsworth de que: “El niño es el padre del hombre”.