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Curiosidades

¿Por qué nos lamen realmente los perros? según los expertos

La cultura popular y la proliferación de los memes en internet suelen representar a los perros como compañeros leales y amigables que solo quieren jugar con nosotros y cuidarnos, mientras que los gatos parecen seres más ariscos a los que les servimos especialmente como fuente de comida o lugar donde reposar cuando están cansados. 

Los cachorros lamen la cara y el hocico de su madre cuando ella regresa de una cacería a su guarida, para que ella regurgite por ellos.

Hasta que no se invente una máquina de pensamiento humano-perro y viceversa, nos basamos en simples suposiciones científicas, pero tienen sentido.

“Los investigadores de cánidos salvajes (lobos, coyotes, zorros y otros) han explicado en varias ocasiones que los cachorros lamen la cara y el hocico de su madre cuando ella regresa de una cacería a su guarida, para que ella regurgite por ellos” explica la profesora Alexandra Horowitz en 'Mel Magazine'.

Debido a este fenómeno, los expertos especulan que quizá, cuando tu perro te lame la cara, no lo hace porque te quiera sino porque está esperando que le arrojes una ardilla muerta para que se la coma. O, como ahora está domesticado, un poco más de comida para perros en su bol.

No podemos culparlos, porque está en su naturaleza.

Pero antes de que caigas en la desesperanza y creas que tu perro no te demuestra su afecto te diremos algo más: los animales salvajes suelen lamerse unos a otros como saludo, y lo más probable es que tu mascota tenga algún recuerdo instintivo de su madre lamiéndolo cuando era cachorro. Así que quizá sí podría significar que te está saludando.

Eso sí, si te lame cuando acabas de llegar del gimnasio, probablemente estará queriendo saborear tu sudor. Así al menos lo constata el American Kennel Club, explicando que es un comportamiento bastante normal.

Sea como fuere, por muy salado que estés o mucha hambre que tenga tu perro, eso no significa que no te quiera. No hace falta irse tan lejos como para pensar en casos como el del perro Hachiko, que esperó a su dueño fallecido durante años frente a la estación del metro Shibuya.

Tu propia mascota probablemente se adapta a tus horarios, aguanta tus mimos y continuamente quiere jugar contigo, protegerte o que le saques a pasear. No hay demostración más clara, entonces, de su amor, te lama o no la cara.